Por: Alejandra Blazquez Guerra (estudiante de quinto semestre de psicología)
La digisexualidad es un fenómeno que ha tomado por sorpresa a nuestra sociedad. Y pese al estigma que se pueda tener sobre esta elección de expresión y satisfacción de los propios deseos sexuales, la digisexualidad está lejos de ser una nueva forma de expresión e interacción (McArthur & Twist, 2017).
Neil McArthur define a la digisexualidad como “El uso de la tecnología para participar en actividades o relaciones sexuales, incluyendo plataformas como Skype, Tinder, Snapchat, Facebook y otros”. Lo cual deja un espacio muy amplio a su propia identificación, implicando entonces que todos somos digisexuales en cierto grado (Skubis, et al., 2024).
Ciertamente, ni siquiera podríamos considerar que estamos dentro de la primera fase de esta preferencia sexual. Actualmente se cree que hemos entrado a una segunda ola dentro del descubrimiento y constante evolución de la digisexualidad. Ya que, y tal cómo lo dicen McArthur & Twist (2017, p.2): “La primera ola ha alcanzado un estado de relativa madurez y estabilidad, aunque ciertamente continúa evolucionando y quedan posibles desarrollos revolucionarios. La segunda ola está emergiendo apenas ahora, y aunque ciertas tendencias son claras, es difícil hacer predicciones sobre su dirección”.
Con esto dicho, podemos asumir que la digisexualidad no es ninguna preferencia sexual novedosa que entra y sale, como si fuera otra simple tendencia contemporánea de la sociedad tecnológica que se “pone de moda”. Más bien, la digisexualidad es un fenómeno que cada vez más se arraiga en los hábitos de diversos grupos de la sociedad.
Haciendo un pequeño recuento histórico del origen de los digisexuales, podemos encontrar un punto en común entre las dos olas de su evolución: la tecnología. En la primera ola la tecnología es que permite la comunicación e interacción sexual entre dos seres humanos. En la segunda, ya no es necesaria una respuesta humana, ya que esta será reemplazada directamente por robots, inteligencia artificial o realidad virtual.
Las culturas asiáticas son las que han recibido mayor atención a nivel prensa cuando se habla de digisexualidad. Tal como podemos ver en artículos como: The Japanese Gamers Who Prefer to Date Videogame Characters, en el que se concluyó que el 37.5 de las personas encuestadas prefería no tener una pareja romántica, incluso reflejando cierta molestia ante tal pregunta. Y es que, según la información recolectada, los hombres japoneses prefieren tener compañeras virtuales. Está encuesta no solo se enfoca a hombres ya que, en la misma investigación realizada por el gobierno, obtuvieron que las mujeres japonesas también disfrutan más de este tipo de relaciones, aunque ellas optan por juegos otome: que es un género de novela visual normalmente dirigido a mujeres (Glascock, 2015).
Otro artículo explicaba como un hombre chino construyó su propio robot para posteriormente casarse con él. En este reportaje periodístico llamado: Chinese man 'marries' robot he built himself, explican como Zheng Jiajia se sentía agobiado ante la presión social por contraer matrimonio, así que recurrió a Yingying, su esposa robot que él mismo construyó (Haas, 2017).
Estos son claros ejemplos de una representación digisexual de la segunda ola, ya que en estos no existe una interacción humana, sino que es exclusivamente una relación entre humano y tecnología. Y son precisamente estas características de interacción humana con la tecnología las que terminan por definir y plantear a la digisexualidad como una nueva forma de identidad sexual.
La práctica digisexualidad, sin embargo, es mal vista por la sociedad. Y: “A medida que las digisexualidades se vuelvan más generalizadas, y más personas se identifiquen abiertamente como digisexuales, la nueva tecnología provocará tanto alarma como estigmatización entre los medios y el público” (McArthur & Twist, 2017, p.2).
Actualmente podemos ver cómo es un tema desconocido para
muchos, incluso la propia palabra “digisexual” es un término nuevo en el
vocabulario inglés, y algunos diccionarios solo la consideran como una nueva
sugerencia de palabra. Está ni siquiera ha sido codificada a los idiomas:
alemán, francés, polaco y el propio español. Sin embargo, queda claro que la
digisexualidad es un término, práctica e identificación que no solo se
mantendrá vigente, si no que continuará popularizándose hasta llegar a ser
normalizada dentro de nuestra sociedad.
BIBLIOGRAFÍA
Glascock, T (2015). The Japanese Gamers Who Prefer to Date Videogame Characters. Wired. https://www.wired.com/2015/10/loulou-daki-playing-forlove/
Haas, B (2017). Chinese man 'marries' robot he built himself. The Guardian. https://www.theguardian.com/world/2017/apr/04/chinese-man-marriesrobot-built-himself
Neil McArthur y Markie L. C. Twist (2017): The rise of digisexuality: therapeutic challenges and possibilities, Sexual and Relationship Therapy, DOI: 10.1080/14681994.2017.1397950
Skubis, I. Wodarski, K, Boch, A (2024): Language In The Human-Technology Era. New Terminology On The Sex (Robot) Market - "Digisexuality", "Technosexuality" And "Robosexuality" -A Multilingual Analysis And Survey Among Students, DOI: 10.29119/1641-3466.2023.189.35
Está interesante por que es un tema contenporáneo actual al que no se le ha dado mucha atención a pesar de su crecimiento
ResponderBorrarEsta investigación resulta interesante, sobre todo para quienes no estábamos familiarizados con el término “digisexualidad”. Es curioso descubrir que la primera fase de este fenómeno ya se manifestaba en las relaciones amorosas modernas, aunque no se reconocía como la primera fase de la digisexualidad. Además, nos muestra cómo este concepto seguirá evolucionando y expandiéndose en el futuro, impactando cada vez más la forma en que entendemos e interactuamos en las relaciones humanas y sexuales.
ResponderBorrarEl tema de mi compañera me parece fresco e interesante, pues es un término evolutivo a una forma en la que las personas satisfacen sus necesidades. Modela las dinámicas humanas intimas y cuestiona las barreras que constituyen una relación. Analizar este tema ayuda a anticipar cambios futuros en la forma en que vivimos y experimentamos la intimidas y las preferencias.
ResponderBorrarMe llamo mucho el término de "digisexualidad", desde la introducción se deja muy claro el término o el significado que se le quiere dar, y me puse a pensar en como en la actualidad las relaciones tanto sexuales y afectivas van cambiando. También me llama la atención en como se intenta quitar la idea de que esta interacción es algo temporal, por que es más como una nueva forma de interacción humana junto con la tecnología.
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