Por: Abril Esmeralda Hernández Rojas, estudiante de la licenciatura en Psicología
La igualdad de oportunidades laborales en México es una
problemática que a lo largo de los años ha ido cambiando, ya sea para mejorar o
para estabilizarse. Sin embargo, en el sector agropecuario la igualdad de oportunidades
para las mujeres no ha sido totalmente eficiente. Según un análisis, es hasta
le década de los 80 que se empieza a diferenciar el tema del género en el
mercado laboral y que la mujer se toma en cuenta para considerar un conjunto de
factores amplios para analizar. En este sentido, autores explican que para que
el trabajo de una mujer sea remunerado se debe considerar la teoría del capital
humano donde destaca que, el salario dependerá de “… el número de hijos que tenga, la preparación
académica, el salario potencial y por el total del ingreso de la familia.” Ahora
bien, en Latinoamérica, específicamente en México la educación no es en todos
los casos una condición para tener un mejor salario, teniendo en cuenta que la
mayoría de los empleos generados tienen bajos salarios o sin prestaciones
sociales, es decir, una persona puede invertir gran parte de su vida a mejorar
como capital humano, y aun así no tiene asegurado un lugar en el mercado
laboral.
Por otro lado, en México la mayor parte de población que
logra obtener un grado académico universitario son mujeres, lo que la lleva a
entrar paulatinamente al mercado laboral académico, sin embargo, las pocas
oportunidades que hay para ello, esto da como resultado que el género femenino
tenga escasa aparición con cargos académicos en puestos directivos. Así
también, dentro de una perspectiva socioeconómica, el hombre obtiene mayores
ingresos económicos que la mujer independientemente de su nivel académico, en
una brecha salarial debido al género, no importa si representa el mismo capital
humano.
Lo que finalmente nos lleva al campo agropecuario, donde se
contrata en su mayoría al género masculino, en condiciones de baja calidad. La
mujer en el sector agropecuario es un activo que en su mayoría no genera un
ingreso estable en su propia economía, pues debido a la naturaleza del ambiente
laboral, se trabaja por temporadas de picos agrícolas y al terminarlos son
despedidas o contratadas de manera informal, aún así ganando menos que un
hombre o en su defecto siendo personas no remuneradas (Martínez, 2018).
Según Rodríguez y Morales (2018) en estudios realizado en
Latinoamérica y el Caribe se demuestra que por lo menos un 8% y 30% de las
mujeres son explotadas laboralmente en este sector; bajo este concepto se han
generado modelos de desarrollo humano que pretenden la igual de genero y la
incorporación de la mujer como un activo para el desarrollo de las familias y
las comunidades. De igual manera, estas investigaciones dirigidas a la
incorporación del género femenino a la escena laboral rural, se debe a la poca presencia,
en ocasiones escasa, de liderazgo femenino en el sector agropecuario y por ende
se esta demandado que se incorpore de manera gradual a la mujer en este sector,
que se le de voz para la toma de decisiones, trabajo digno, seguridad
económica, acceso a recursos e incorporación justa a la estructura.
En este sentido, aunque se han derivado varios programas
-al menos en México-, en apoyo a esta problemática de igualdad laboral, hoy en
día siguen existiendo injusticias para el genero femenino, representando no
solo una brecha salarial sino también discriminación hacia las condiciones por
las cuales no ganan o tiene las mismas oportunidades económicas, ya sea acoso
laboral, ser madre soltera o no contar con estudios universitarios, que ya se
ha visto que no es una condición para representar un buen capital humano. Por
ende, en el punto de vista agrícola, hay una estrecha forma de considerar al género
femenino como un activo al que debe darse un ingreso por su trabajo.
“La igualdad de género, el empoderamiento
femenino y los derechos de las mujeres son asuntos transversales en la Agenda
2030, con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los objetivos están
intrínsecamente vinculados a la vida de mujeres y niñas en todo el mundo,
incluyendo el acercamiento a las mujeres rurales, que son esenciales para su
éxito. De igual forma se evidencia que en el panorama mundial de la agricultura
y la alimentación según los Objetivos de desarrollo del Milenio (2015) se manifiesta
la urgencia de abordar el tema de la participación de la mujer en el sector
agrícola.” (Rodríguez & Morales, 2018)
· Rodríguez,
C. L. C., & Morales, M. F. (2018). Liderazgo transformacional en mujeres
productoras agropecuarias. Un estudio de caso en la provincia de Cienfuegos. DOAJ
(DOAJ: Directory Of Open Access Journals). https://doaj.org/article/c7df2c19ea9649a4a95133963ecb396c
·
Martínez,
J. L. (2018b). La situación laboral de la mujer en el sector agropecuario en
México, 2008-2016. Análisis Económico, 33(83), 97-123. https://doi.org/10.24275/uam/azc/dcsh/ae/2018v33n83/lopez
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