Por: Abril Esmeralda Hernández Rojas
Estudiante de la licenciatura en Psicología
El estrés hídrico es un reflejo de la demanda sobre la oferta de agua disponible en una zona determinada, esta demanda está asociada con la satisfacción de necesidades domésticas, agrícolas o industriales. Según varias fuentes, el 2023 fue el año más seco registrado en México, esto afectó alrededor del 55% del territorio nacional. Así como este año, se espera que solo en América Latina y el Caribe en el 2050 la demanda del agua siga creciendo a un 43%, significando que mientras más cerca está la demanda de la oferta se elevan más los niveles de estrés hídrico, aumentando así la vulnerabilidad de la población por la escasez de agua (ONU, 2024).En este escenario, a lo largo de la historia, se ha
detectado una división de género en la sociedad debido al papel que cada
integrante de dichos grupos desempeña. En muchos casos, las mujeres desempeñan
un papel de sostenimiento familiar desde la perspectiva doméstica, son quienes
resuelven varios problemas al interior de los hogares, invirtiendo tiempo y
trabajo en estas actividades. Mientras que el hombre se enfoca en tareas de
sostenimiento económico. Incluso asambleas correspondientes a las Naciones
Unidas puntualizaron que, en muchos casos, el abastecimiento, la gestión y la
protección de agua son funciones desempeñadas por las mujeres. Destinadas como
estabilizadoras de este importante recurso debido a la estructura de género y
el estatus económico (Cazares-Palacios et al., 2021).
En una investigación basada en la comunidad rural del
Noreste de México, se hace hincapié en la capacidad distribuidora de la mujer
cuando se habla del agua, ya que dependen principalmente de un Estanque (Talud),
desde donde acarrean agua para las necesidades domesticas ya sea lavar,
bañarse, hacer de comer, entre otras; mencionan que ahora ya pueden comprar
agua purificada los que tienen el recurso económico para ello, mientras que las
que no, acarrean agua de un pozo con ayuda de sus esposos (Cazares-Palacios
et al., 2021).
Tomando en cuenta esta situación, se puede considerar que la
mujer, al menos en una comunidad rural (aunque también podríamos verificar la
existencia de este problema en entornos urbanos), es parte de una red de sostén
tanto político como social cuando se habla de agua. Toma un papel relevante
cuando se echa un vistazo detallado a un escenario casi común en México como lo
es el estrés hídrico, pues dentro de un estereotipo la mujer es el pilar dentro
del hogar y se encarga de resolver problemas.
BIBLIOGRAFIA
·
Quedándonos secos: Abordando el
estrés hídrico en América Latina y el Caribe. (s. f.). UNDP. https://www.undp.org/es/latin-america/blog/quedandonos-secos-abordando-el-estres-hidrico-en-america-latina-y-el-caribe
·
Cazares-Palacios,
I. M., Valdés-García, K. P., & De Arce, A. (2021). Estrategias de las
mujeres del noreste de México para la sostenibilidad de la vida frente a la
escasez del agua. Región y Sociedad, 33, e1415. https://doi.org/10.22198/rys2021/33/1415
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