OBEDIENCIA E INFLUENCIA SOCIAL

 Por: Diana Valdez Rubio

Estudiante de la carrera de psicología 

FADYCS UAT

En una de las entradas anteriores se informó acerca de la influencia social y su relación con la conformidad, fenómeno que produce un cambio en el pensamiento, comportamiento o actitudes del individuo para encajar con lo que dicta la mayoría.

En esta ocasión toca el turno de la obediencia, específicamente la obediencia a la autoridad, otro fenómeno causado por la influencia social.

La obediencia es un elemento que está presente en la vida de los seres humanos desde muy corta edad, tanto que puede considerarse una norma social. Se les enseña a obedecer y respetar a sus mayores, primero a los padres puesto que la familia es el primer circulo social en el que nos desenvolvemos. Después cuando crecen y entran a la etapa escolar los maestros pasan a ser otra figura de autoridad en la vida del individuo y, por lo tanto, es su deber obedecer sus órdenes o mandatos. Y posteriormente se van sumando otras figuras de autoridad como los policías, militares, sacerdotes, entre otros. La obediencia a la autoridad no es precisamente un aspecto negativo, no obstante, en ocasiones puede llegar a provocar que se cometan actos deplorables con la justificación de estar siguiendo órdenes.

  Por esta razón Stanley Milgram inició en la década de 1960 una serie de experimentos para saber si los individuos son capaces de cometer actos que vayan en contra de sus creencias y valores o dañen a otros solamente por obedecer a la autoridad. Se dice que Milgram se e inspiró en los juicios de crímenes de guerra nazis, donde muchos acusados defendieron sus acciones alegando que simplemente seguían órdenes.

En el experimento de Milgram los participantes, creyendo que estaban participando en un estudio sobre el aprendizaje, fueron instruidos por una figura de autoridad para administrar descargas eléctricas a un “alumno” cada vez que este cometía un error. A pesar de que las descargas eran falsas y el “alumno” era un actor, los participantes no lo sabían. Sorprendentemente, muchos de ellos continuaron administrando las descargas, incluso cuando el “alumno” mostraba signos de dolor extremo, simplemente porque la figura de autoridad les decía que continuaran. Este experimento reveló hasta qué punto las personas pueden obedecer órdenes, incluso cuando estas van en contra de su moralidad personal.

Algunas conclusiones que se extrajeron de este experimento fueron que las características de la autoridad, la proximidad física del sujeto que ejercía las descargas eléctricas con el sujeto que las recibía (entre más cerca estuvieran, menor sería el nivel de obediencia) y la conducta de los compañeros influían en el nivel de obediencia de los participantes (Lifeder, 2024).

Según Milgram (2005) lo esencial de la obediencia es que una persona llega a considerarse instrumento para realizar los deseos de otra, y por tanto deja de creerse responsable de sus propios actos. Una vez producida esta variación de perspectiva, se siguen todos los caracteres esenciales de la obediencia.

En esta entrada la autora no trata de influir en los lectores para que desobedezcan a cualquier figura de autoridad que se topen después de leer esto, pero sí a que reflexionen ante las órdenes que se les dicten y así evitar cometer actos que dañen a otros o a ustedes mismos.

 

Referencias:

Milgram, S. (2005). Los peligros de la obediencia. Polis. Revista Latinoamericana, (11).

Lifeder. (8 de febrero de 2024). Influencia social. Recuperado de: https://www.lifeder.com/influencia-social/.

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