Por: Lic. Karina Mendoza Vigil
¿Qué se pone de manifiesto cuando
decidimos articular palabras dentro de una oración? Más allá de ser una forma
de comunicación, la lengua es también un enlace para las interacciones y un
aspecto subyacente y fundamental de una cultura. A través del lenguaje se
construyen los significados de la realidad, se conceptualiza el entorno, se
describe y se comprende el mundo, la lengua, en este sentido, transmite
historia.
La lengua más que una combinación de
fonética, semántica, pragmática, sintaxis y morfología, es el reflejo de años
de historia que dieron origen a una sociedad, dotándola de una idiosincrasia
particular que forma parte de la identidad cultural, y fomenta un sentido de
pertenencia entre sus hablantes. Brinda valores, hábitos, actitudes, creencias intrínsecas
e incluso otorga una definición de quiénes somos no solo a nivel colectivo,
sino también a nivel individual.
Desde una perspectiva sociológica una
lengua desempeña un papel relevante en el comportamiento. Coadyuve al tejido
interaccional de los individuos sobre el cual se edifica una sociedad a la par
que configura la forma en la que se perciben a sí mismos en relación con los
demás. Un desafío significativo lo enfrentan aquellos individuos cuya lengua
materna es perteneciente a alguna de las once familias lingüísticas indígenas
en México, lenguas que la sociedad ha clasificado como minoritarias.
Es común asumir que estas personas
con una lengua distinta deben adaptarse a la lengua dominante y todos los
hábitos que esta conlleva; sin embargo, ¿es esa la misma reacción con cualquier
persona de cualquier parte del mundo que se incluya dentro de nuestra población
mexicana?, ¿habrá una reacción diferenciada cuando es una persona de la
población indígena la que trata de incluirse en una comunidad que habla español?
La lengua actúa como un vehículo para
comprender la forma de percibir el mundo de otras culturas, esto presupone que la
desinformación e incluso la pérdida de una lengua implica el cierre definitivo a
nuevos conocimientos, es quitarle la voz a una cultura que no ha sido escuchada.
A lo largo del tiempo, y como todo
fenómeno psicosocial, la lengua ha estado supeditada a transformaciones en su
expresión incluida una notable disposición a extranjerismos, entre otras cosas
que algunas sociedades han considerado que sería adecuado cambiar. El cambio es
ineludible, pero la riqueza léxica es algo que debe ser preservado. Si se pierde
la esencia del idioma ¿Qué tanto estamos perdiendo de nuestra identidad
personal, colectiva y cultural? La transformación no involucra una crítica circunscrita
basada en la negación y el rechazo, más bien consiste en el cuestionamiento
trascendental de nuevos significados que puedan crear nuevas estructuras sociales
promoviendo la mejora y la inclusión sin perder aquella base sobre la cual la
lengua fue construida.
Las lenguas ofrecen diferentes
perspectivas de las palabras y de los conceptos; proporcionan expresiones y
reflexiones que pueden ser incluso invisibles para otras culturas. La
diversidad cultural a través del lenguaje enriquece a las sociedades, porque crean
puentes a otras consciencias de la experiencia.
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